domingo, 4 de noviembre de 2012

La Puerta

La Puerta


Blanco, todo es blanco. La desesperacion que me invade es enorme, me supera. Giré hacia un lado y hacia el otro pero no importaba en que dirección mirara, nada es lo que se ve, nada es lo que hay. Corrí hacia adelante, o al menos eso es lo que yo pensé. 

- No pertenezco aquí, pero tampoco se de donde vengo. ¿Qué es lo que estoy haciendo acá? ¿Quién soy?


Mis pensamientos brotaban de mi cabeza como si se tratase de una fuente. Mi vista se perdía en la blanca inmensidad de la nada. Logré ver a la lejanía un pequeño "punto" negro y me dirigí en esa dirección. La imagen se hacia más clara conforme a mi proximidad y, una vez más cerca, vi que era una puerta. Una vez parado frente a ella me cuestioné: 


- ¿Que es esto?


- Esto es La Puerta - dijo alguien que no podía ver


- ¿Quién esta ahí?


- Soy "El Prodigio" - salió desde atras de esa puerta - Bienvenido Joven...


"El Prodigio" era un viejo que usaba una túnica negra con capucha y, extrañamente, utilizaba un farol a modo de bastón. Parecía muy pesado, sin embargo, el viejo lo movía con bastante facilidad.


- ¿Qué es este lugar?


- Esto es La Puerta, creo habertelo dicho


- ¿Este lugar se llama La Puerta?


- Parece que eres tonto joven, ya te lo dije. ¿Para que me preguntas lo mismo nuevamente?

- Perdóname, pero es que no entiendo que hay acá, qué es esta puerta ni quién soy yo


- Ya te lo dije estúpido joven - levantó su bastón y apuntó hacia arriba - Es La Puerta


- No tiene sentido lo que dices viejo


- La Puerta es todo lo que una vez fue y todo lo que será. La Puerta controla el tiempo y el espacio, amor y muerte. La Puerta es la nada y lo es todo. La Puerta ve dentro de tu mente, ve dentro de tu alma... - Dijo de manera sombría


- ¿Puedo hacerte una pregunta?


- Acabas de hacerlo, eres bastante tonto joven. Espero que tu próxima pregunta sea más... acertada

- Esta puerta ¿Es Dios?


- No lo creo - Dijo rotundamente


- ¿Tú eres Dios?

- Puede ser


- Qué poco específico eres...


- Ya lo sé - interrumpió lo que estaba diciendo de forma brusca - muchos me han dicho eso


- ¿Muchos? ¿Hay mas gente acá? - Pregunté desesperado


- Había. Se han ido por La Puerta...


Lo miré con incertidumbre y temor. Mi respiración se agitó y comencé a sudar del miedo. Los cabos sueltos comenzaron a cerrarse. 


- ¿Quién - vacilé - eres tú?


- Esa, joven, es la pregunta correcta... 
¡Tiempo de irse!

Golpeó su bastón-farol contra el suelo dos veces. La Puerta rechinó de manera estruendosa y comencé a mirar dentro, era completamente oscura. Varios brazos salieron de allí y me agarraron con fuerza, me atraparon y me tiraban hacia ellos. Caí y fui arrastrado mientras miraba al viejo. El Prodigio reía.



El no era Dios, era el Demonio

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